Espontaneidad a la orden

No sé muy bien porqué hasta ayer seguía creyendo en la espontaneidad de las redes sociales, especialmente en lo que respecta a los youtubers.

El cachetazo lo recibí mientras disfrutaba de un nuevo capítulo de #NekojitaBlog, una pareja español-japonesa que vive en Tokio y comparte sus aventuras en Youtube. Ellos me encantan, sus videos son muy buenos y recuerdo que le avisé al Kóte, mi marido, que ya había un nuevo episodio disponible en su cuenta (del último no había pasado una semana). Eso a mí me sorprendía, pero él, con la neutralidad que lo caracteriza, me dijo: “Pues claro, si ellos viven de eso. Es normal que produzcan tanto video”. Y ahí fue cuando algo en mí se quebró. No sé muy bien qué es, pero seguro que sus pedazos cayeron encima de la ingenuidad que me quedaba respecto al tema. Sigue leyendo

Mi mundo tiene poquitos amigos

Hace ya unos meses hice esa reflexión, cuando una amiga me mandó a decir con otra persona que estaba esperando un hijo. Una bella noticia que no fue capaz de compartir personalmente porque «no sabía cómo yo iba a reaccionar». Y la verdad no entendí mucho el recado, me enojé y mi cabeza se llenó de preguntas: ¿Es que acaso hice alguna vez un numerito del tipo «maldita liseada» cuando estaba con ella? No. ¿Le transmití la idea de que estaba en campaña para ser madre y que sin eso, mi vida no tenía sentido? No. Y lo más triste también apareció en mis pensamientos cuando meditaba sobre todo este asunto: si todo lo demás fuera cierto y me caracterizara por tener un carácter explosivo, era claro que ella no quería pasar el mal rato conmigo. Para eso estaba quien me estaba transmitiendo el recado.

Y ahí me cayó la teja, como decimos en Chile. Era obvio que NO éramos amigas. Cinco años de buenos momentos y reuniones esporádicas solo nos hacían muy buenas conocidas. Sigue leyendo

Muéstrame lo lindo de tener hijos…¡por favor!

Pienso que si hay algo que tiene mala publicidad en estos días es tener hijos. ¿Noches sin dormir?¿Presupuesto reducido ?¿Un estilo de vida limitado a cambiar pañales y vivir encerrado en la casa? Unas vueltecitas por internet y te apuesto a que encontrarás más de un chiste o artículo que hace referencia a esa supuesta esclavitud encubierta que, al menos a mí, ya no me hace ninguna gracia.

Le doy vueltas al asunto y me pregunto si lo caro que está el kilo de guagua está repercutiendo demasiado en nuestro discurso sobre formar familia. Es obvio que tener hijos tiene más satisfacciones que solo contar con un mini ser humano con tus rasgos. Por eso, ¿dónde están esas alegrías que nos dan los hijos?. Me lo pregunto cuando pareciera como si los progenitores a mi alrededor estuvieran todo el tiempo cansados de su noble tarea . Felices, pero terriblemente agotados. Sigue leyendo