Espontaneidad a la orden

No sé muy bien porqué hasta ayer seguía creyendo en la espontaneidad de las redes sociales, especialmente en lo que respecta a los youtubers.

El cachetazo lo recibí mientras disfrutaba de un nuevo capítulo de #NekojitaBlog, una pareja español-japonesa que vive en Tokio y comparte sus aventuras en Youtube. Ellos me encantan, sus videos son muy buenos y recuerdo que le avisé al Kóte, mi marido, que ya había un nuevo episodio disponible en su cuenta (del último no había pasado una semana). Eso a mí me sorprendía, pero él, con la neutralidad que lo caracteriza, me dijo: “Pues claro, si ellos viven de eso. Es normal que produzcan tanto video”. Y ahí fue cuando algo en mí se quebró. No sé muy bien qué es, pero seguro que sus pedazos cayeron encima de la ingenuidad que me quedaba respecto al tema. Sigue leyendo

Que el mundo sepa de ti

En este año y unos cuántos meses como profesional independiente, he aprendido varias lecciones en lo que respecta a marca personal. A ver si a ustedes también les hace sentido y pueden sacar provecho de lo que aquí les comparto 🙂

Que el mundo sepa a qué te dedicas.

¡Tan simple y tan duro a la vez!
Con tantas posibilidades a disposición, enfocarse en una o dos actividades parece algo que va totalmente contra la corriente. Sin embargo, a la hora de buscar un profesional, es probable que las empresas y potenciales clientes (incluso uno mismo) opten por un especialista, un cabrón en su área, más que al tip@ súper talentoso que no sabes dónde encasillar. Ese que las hace todas, pero no profundiza en nada. Sigue leyendo

Mi mundo tiene poquitos amigos

Hace ya unos meses hice esa reflexión, cuando una amiga me mandó a decir con otra persona que estaba esperando un hijo. Una bella noticia que no fue capaz de compartir personalmente porque «no sabía cómo yo iba a reaccionar». Y la verdad no entendí mucho el recado, me enojé y mi cabeza se llenó de preguntas: ¿Es que acaso hice alguna vez un numerito del tipo «maldita liseada» cuando estaba con ella? No. ¿Le transmití la idea de que estaba en campaña para ser madre y que sin eso, mi vida no tenía sentido? No. Y lo más triste también apareció en mis pensamientos cuando meditaba sobre todo este asunto: si todo lo demás fuera cierto y me caracterizara por tener un carácter explosivo, era claro que ella no quería pasar el mal rato conmigo. Para eso estaba quien me estaba transmitiendo el recado.

Y ahí me cayó la teja, como decimos en Chile. Era obvio que NO éramos amigas. Cinco años de buenos momentos y reuniones esporádicas solo nos hacían muy buenas conocidas. Sigue leyendo