Categoría: Lo que callan los conejos
Se olvidó el conejo que fue gazapo
En mi condición de hijo único, yo era feliz. Comía a mi ritmo, gozaba de baño privado y en las tardes, cuando mis superiores humanos trabajaban, dormía a pata suelta junto a ellos. La vida me sonreía, las lechugas abundaban. ¿Qué más podía pedir? Todo iba bien hasta el día en que llegó el chico. Sigue leyendo
El guardapolvo de la discordia – Lo que callan los conejos
-Por Pancracio-
¿Qué le voy a hacer? Solo soy un conejo. Por eso, y a pesar de las advertencias, seguí mordiendo el guardapolvo como si la vida se me fuera en eso. El irresistible sabor a madera pintada me atraía como un imán y apenas tenía la oportunidad, le volvía a echar una mascadita. Que conste que no soy el único, Eulalio también es adicto a la celulosa, pero a él le aguantan todo porque es el mayor, grande y peludo, y yo solo soy el guatón, el “chico”, porque soy shico.